Caracteres fisiográficos de la cuenca del Río Salado, Chaco, Argentina
Resumen
El Nordeste argentino se encuentra afectado con frecuencia por eventos pluviométricos extremos como consecuencia de la variabilidad climática. Estudios basados en análisis estadísticos de largas series de años dan cuenta de la mayor frecuencia de sequías con respecto a inundaciones y de la simultaneidad de su aparición en el espacio. Esto implica la búsqueda de soluciones que contemplen ambos extremos climáticos, por ello se propuso abordar la problemática desde un enfoque hidrogeomorfológico. En esta oportunidad se determinaron y analizaron los aspectos fisiográficos de la cuenca del río Salado, para luego identificar las geoformas susceptibles de funcionar como cuerpos de agua permanentes. Estos contribuirían a retener el agua en los momentos de excesos para disponer luego en los eventos secos. Así mismo, dada la escasa energía del relieve y la vegetación asociada ayudaría a ralentizar aún más el escurrimiento y mitigar el impacto de las inundaciones. La investigación se realizó en dos momentos: 1) en gabinete se trabajó con imágenes extraídas del Google Earth y Modelos de Elevación (MDE-Ar) que fueron procesados con los softwares ArcGIS 10.3 y sus módulos Spatial Analysis y ArcHydro y la planilla de Microsoft Excel, para la realización de estimaciones, mediciones y cálculos de los parámetros morfométricos de la cuenca y su red de drenaje; 2) se corroboró en campo la información obtenida y se registró datos de vegetación pues intervienen en el escurrimiento y sintetizan los aspectos físicos actuales y pasados del área de estudio. Como resultados se puede decir que se trata de una subcuenca clasificada, en término de dimensiones, como intermedia con un área de 926,29 km2, de forma rectangular alargada, con pendientes que oscilan entre 0,06 y 0,07 % que determinan una densidad de drenaje pobre o ineficiente con un tiempo de concentración comprendido entre 9 y 12 hs. El escurrimiento es de tipo fluvial y laminar de cañada y esteros. Los dos últimos son propios de dales y esteros, aspecto que los convierte en potenciales geoformas susceptibles de funcionar como cuerpos de agua permanentes.